Para muchas personas, el término “albino” trae a la mente imágenes de una persona o animal con tez pálida y ojos rosados. El término “albinismo”, en cambio, es menos común o reconocible para personas que quizá no conozcan a una persona con la condición. Todos sabemos que las palabras pueden ser poderosas, así que ¿cómo podemos decir que alguien es albino sin ser irrespetuoso?
Las palabras pueden lastimar o curar En la comunidad de la gente con albinismo, las opiniones son variadas acerca del uso de la palabra albino. Mientras que algunos la encuentran totalmente ofensiva, otros sienten que la etiqueta lleva connotaciones neutras o incluso motivadoras. Muchas personas con albinismo están de acuerdo con que sus sentimientos dependen del contexto o de la intención con la que la palabra es utilizada. El término puede ser peyorativo cuando se dice con sorna o con malicia, o puede ser usado inocentemente por alguien que no tiene intención de ofender o solo siente curiosidad. Algunas personas con albinismo crecieron en familias o comunidades que usaron la palabra albino con frecuencia y aprendieron a temprana edad que no había vergüenza ni pena al referirse a sí mismos como tales. Otros pueden haber encontrado que solo eran llamados albinos cuando los fastidiaban. Algunos describen su asociación negativa con la palabra como tan ofensiva como un menosprecio racial. Algunos niños y adultos con albinismo pueden usar el término albino con orgullo y pueden sentirse inspirados y fortalecidos al “retomar” lo que alguna vez fue una palabra ofensiva. Al mostrar al mundo que se sienten cómodos usando en sí mismos una palabra que alguna vez fue hiriente o peyorativa, la palabra “albino” pierde todo el valor efectista y conmocionante que alguna vez tuvo. Al tomar posesión de la propia condición personal, muchas personas con albinismo encuentran que las palabras como “albino” ya no pueden herirlas. Desde luego, esta es una decisión muy personal, y no todas las personas con albinismo se sienten cómodas al usar o escuchar el término. Pon a la persona primero Aunque hay muchas personas con albinismo que están en paz con el término “albino”, cuando se trata de cualquier condición, lo mejor es poner a la persona primero. Por ejemplo, decir, “una persona con albinismo” en lugar de “un albino” o “una persona albina”. El fundamento lógico para esta manera de hablar centrada en la persona es hacer simplemente eso: poner a la persona antes que a la condición. Cuando a una persona se le refiere como a un albino, la persona es esencialmente reducida y definida a nada más que su condición. Es como si el mundo mirase a esa persona y viera solamente la condición del albinismo. De esta forma puede sentirse como una etiqueta deshumanizante. Para la mayoría en la comunidad del albinismo, el término “persona con albinismo” siempre será un término más amable, gentil y menos chocante. Independientemente del contexto, la palabra albino puede a veces ser fea e inquietante para muchos, especialmente cuando se escucha de forma inesperada. Si en algún momento sientes la duda, solo pregunta. Toda persona con albinismo tendrá experiencias personales y opiniones acerca de la etiqueta. Como dice un miembro del NOAH: “puede que sea albino, pero sobre todo soy una persona. Solo pasa que tengo la condición del albinismo”. Esta información puede ser compartida siempre y cuando no se le hagan cambios, la nota de derecho de autor se mantenga intacta y se dé crédito al autor, al fotógrafo y al traductor. La misión de NOAH es la de actuar como un medio que brinda información precisa y certera acerca de todos los aspectos de la vida con albinismo, y también proveer un lugar en el cual las personas con albinismo y sus familias en los Estados Unidos y Canadá puedan encontrar aceptación, apoyo y camaradería. |